Escribir con un cronómetro al lado
Natalie Goldberg dice que la unidad básica de las prácticas o sesiones de escritura es el timed exercise o ejercicio cronometrado. Así que antes de sentarse a escribir agarren cualquier reloj con contador o alarma y sigan estos consejos de la autora de “Writing down the bones” (el libro-biblia de escribir.me): “Podés tomarte el tiempo por diez minutos, veinte minutos o una hora. Depende de vos. Al principio podés empezar con menos tiempo y después de una semana aumentarlo, o podés empezar con una hora la primera vez. No importa. Lo que importa es que durante el tiempo que elijas para la sesión, te comprometas con ella y que durante ese tiempo:
– No dejes de mover la mano (no hagas pausas para releer lo que acabás de escribir).
– No taches (eso es editar mientras escribís. Incluso si pusiste algo que no querías poner, dejalo).
– No te preocupes por la ortografía, puntuación o gramática (tampoco te preocupes por quedarte dentro de los márgenes o sobre los renglones).
– Pierdas el control.
– No pienses. No te pongas lógico/a.
– Apuntes a la yugular (si aparece algo en tu escritura que te asusta o te parece muy crudo, sumergite en eso. Probablemente tiene mucha energía).”
La sesión de escritura, según Lynda Barry
Otra artista que propone hacer ejercicios cronometrados es Lynda Barry. En What it is —libro que les recomiendo mucho y que reseñé en la sección Biblioteca— hay varios ejercicios interesantes. Cuando describe “La anatomía de una sesión de escritura”, Lynda Barry dice que es bueno tener una hora ininterrumpida para hacer los ejercicios, aunque con veinte minutos es suficiente para hacer uno una vez.
Sus instrucciones para una sesión de escritura son:
1. Prepará el escritorio (la escritura también es un estado mental y para eso hay que preparar el espacio físico).
2. Poné la fecha en una hoja en blanco y escribí los números del 1 al 10 en una columna.
3. Relajate.
4. Encontrá una palabra, si es un sustantivo mejor (y da algunas ideas, como por ejemplo hacer una lista de 10 perros que hayan formado parte de nuestra vida, o una lista de 10 madres de amigos, o tener una bolsa con sustantivos y sacar uno de ahí al azar).
5. Escribí las primeras 10 imágenes que te vengan a la mente a partir de esa palabra.
6. Elegí una de esas imágenes.
7. Posicionate en esa imagen (tratá de responder qué pasó, con quién estabas, cómo era el clima, cuándo fue, dónde, tratá de recordar ese momento y de reconstruir el espacio, ver, en tu mente, qué tenías adelante, atrás, arriba y abajo).
8. Escribí sin parar durante siete minutos (cronometrados). Podés empezar diciendo: “Estoy…” y seguir desde ahí.
9. No releas!
Las maratones grupales
Cuando leí acerca de estas maratones en “Writing down the bones” casi vomito de emoción. Perdón por la imagen, pero cuando algo me genera mucha emoción —positiva— siento que voy a vomitar. No sé si a alguien más le pasa. Natalie Goldberg cuenta que en sus retiros de escritura —porque no son talleres, son retiros con meditación— hace maratones de escritura con sus alumnos. “Todos en el grupo nos ponemos de acuerdo en comprometernos durante el tiempo que dure la sesión. Después armamos un cronograma. Por ejemplo: una sesión de diez minutos, otra de diez, una de quince, dos de veinte y una final de media hora. Entonces en la primera sesión escribimos durante diez minutos y después cada uno lee su texto en voz alta, pero nadie comenta. Lo que suele pasar es que dejás de pensar: escribís, leés, escribís y cada vez tenés menos consciencia de vos mismo. Estamos todos en el mismo barco, y como nadie hace comentarios te sentís cada vez más libre de escribir lo que quieras”.
Cuenta que para elegir los temas de escritura arman una caja y cada uno pone disparadores o sugerencias escritas en papelitos. Al principio de cada round de escritura, alguien saca un papel y lo lee. “No tenés que escribir acerca de eso necesariamente, pero si estás bloqueado podés empezar por ahí”. Después escriben durante el tiempo acordado.
QUIERO.
Y a quienes llegaron hasta acá, les pregunto: ¿no les gustaría hacer algo así? ¿Un retiro de escritura con estas maratones, cajitas con disparadores y sesiones cronometradas? Una tarde en la que el único objetivo sea escribir por escribir. A mí me encantaría. En principio en Buenos Aires, por un tema de que para estas cosas prefiero la presencia física, y por pocas horas, para probar. Así que dejo la idea flotando y si alguien se copa podríamos organizar una prueba piloto una tarde de invierno.